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  • Foto del escritorDiana Velasco

El correcaminos del Valle

Actualizado: 19 abr 2019

Mientras los ojos de los caleños están puestos en Rusia 2018, en la tierra del champús y el pandebono hay un joven que con su esfuerzo pone en alto el nombre del departamento desde el para-atletismo. Él es Duvan Joel Castro.


Duván Joel con sus medallas ganadas en los Juegos Intercolegiados 2017. Foto: Colegio San Fernando Rey.

No había esperanzas. La mamá de Duvan no podía creer que su hijo no reaccionara en la competencia y estuviera perdiendo un lugar en el podio. Al ver que su hijo no arrancaba de la línea de salida, tuvo que hacer algo poco convencional, pero que por estar en medio de mujeres madres de familia, no dudó: sin pudor alguno sacó un seno de su blusa y se lo señaló a su pequeño hijo de 6 meses para que decidiera gatear de una vez por todas. Al instante, Duvan reaccionó y gateó lo más rápido posible para llegar a su madre. El resultado: una medalla de plata en gateo otorgada por el Instituto para niños Ciegos y Sordos de Cali.


Ese fue el primero de muchos triunfos deportivos en la vida de Duvan, un joven que con tan solo 16 años ya lleva en su pecho dos medallas de oro obtenidas en el primer Open Nacional de Para-Atletismo realizado en Cali en febrero del año pasado, cuando llevaba menos de un mes de haber ingresado a la Liga Paralímpica como un chico con parálisis cerebral (PC) y déficit auditivo (hipoacusia) que con su talento convenció al metodólogo Alonso Mina: “Él es muy juicioso y su evolución ha sido muy significativa, al punto de que hoy está entre los 3 primeros mejores para-atletas a nivel nacional”.


Alonso, encargado de la preparación deportiva de Duvan, ha sido testigo de un proceso exitoso que lo llevó a ser uno de los 28 atletas que representó a Colombia en los pasados Juegos Parapanamericanos Juveniles de São Paulo en marzo de este año, en los que se colgó una de las 109 medallas que ganó Colombia, esta vez luciendo una presea plateada. Y tan solo pensar que Duvan llegó al deporte accidentalmente, como una recomendación en el Instituto de Niños Ciegos y Sordos para que pudiera caminar sin problema.


Las mujeres de Duvan


Duvan nunca ha estado solo, su sonrisa constante que resalta en medio de su rostro color canela, se debe a un gran apoyo recibido de tres damas que hasta el sol de hoy lo acompañan: su madre, su novia y su suegra.


“Nosotros no somos seres solos en este mundo, nosotros vivimos de gente” dice Surely Ramírez, la mujer que trajo al mundo a Duvan y que siempre se ha empeñado en hacer de él un hombre de bien, y lo ha logrado, porque Duvan, en palabras de su novia Cindy Benavides “es un chico muy noble, muy respetuoso, le gusta lo que hace”. Cindy lo conoce desde hace más de 10 años, cuando estaban en el Instituto de Niños Ciegos y Sordos y Duvan no era atleta, pero a lo largo de su infancia practicó voleibol, equitación, natación y hasta fútbol, el cual dejó “porque uno recibe muchas patadas y golpes” y no llegó a ganar medallas como futbolista. Sin embargo, lleva este deporte en el corazón, es un hincha fiel del Deportivo Cali y del Barcelona, en el que ‘la pulga’ Messi es quien se gana su admiración.


Cindy, con sus ojos de color azul profundo, comparte con Duvan la pasión por el deporte, pues practica lanzamiento de jabalina, bala y disco, además de tener un déficit auditivo que sobrelleva valiéndose de un audífono especial que capta los sonidos del mundo para ella. Ambos han tenido una vida en la que el deporte ha borrado la discapacidad de sus mentes.

Duvan ama el atletismo porque “me ha sacado adelante, me ha cambiado mucho y viajo a muchas partes”. Con la guitarra le dio pereza, por eso lo suyo es correr y correr para alcanzar sus sueños, en un futuro en el que aún no se decide entre ser fisioterapeuta o entrenador deportivo.


Su suegra María aún recuerda cuando hace poco Cindy le contaba de su vida amorosa: “ella sí me decía que le gustaba a un niño, yo solo le decía que uno no puede descuidar el estudio ni el deporte, y ya luego llegó con Duvan a la casa a decir que eran novios, cuando ya habían decidido ellos solos, igual no me opuse porque es un buen muchacho”.


Tan buen muchacho que quiere “ser el mejor del mundo en para-atletismo”, y gracias a su buena participación en Brasil quedó en el cuarto lugar entre los mejores del continente y primero en los 400 metros, y para ello, su esfuerzo se da día a día, cursando décimo grado en la mañana, descansando unas dos horas y entrenando hasta que llega la noche para luego dedicarse a las responsabilidades académicas, una rutina de lunes a viernes que lo ha convertido en un deportista de alto rendimiento.


Gracias a chicos como él es que Colombia en São Paulo logró quedar en el segundo lugar de los Parapanamericanos, un gran triunfo comparado con el quinto lugar en el que quedó en la pasada versión de los Juegos en Argentina 2013.


Orgullo tricolor, mas no color de rosa


Duvan y su familia han pasado por dificultades. Desde el colegio, la tarea ha sido hacer entender que Duvan necesita condiciones distintas para su aprendizaje, como un pupitre con mesa amplia, que los maestros lo miren a los ojos cuando hablan, que vocalicen bien y que entiendan que sus manos se cansan rápido cuando debe anotar muchas cosas en su cuaderno. Fue Surely la que incentivó ese tipo de cambios en el colegio de Duvan con ayuda de la fonoaudióloga de la institución: “fui y hablé porque debían entender que Duvan necesita unas adecuaciones distintas y que él está representando bien a Colombia”.


De todas maneras, algunos profesores nuevos no hacían esos cambios, además del bullying que en algún momento de la vida, tanto Duvan como Cindy han sentido en el entorno escolar. A ambos, algunas veces los han rechazado o se les han burlado por tener discapacidades, pero gracias al deporte ellos han demostrado que no hay límites para ser triunfadores, y ahora son muy queridos por sus compañeros de clase.


Desde lo deportivo, Alonso es uno de los que ayuda en el proceso de que estos deportistas se acepten, porque ha sido testigo de “un buen número de atletas que llegan y no entienden que tienen discapacidad”. Para Cindy y Duvan, esa aceptación se dio a temprana edad, pues Surely y María dejaron sus empleos con tal de cuidar a sus hijos recién nacidos que demandaban más tiempo que cualquier otro niño, por poco se convierten en fonoaudiólogas sin diploma que a punta de capacitaciones y charlas sacaban a sus hijos adelante.


“Es que para la sociedad nuestros hijos no valen nada” le dijo un día una madre de otro deportista paralímpico a Surely, quien siempre responde que lo que en realidad importa “son los resultados que se están obteniendo con estos muchachos”, por eso se enorgullece al tener un hijo campeón Parapanamericano Juvenil, campeón nacional en relevo 4 por 100 metros, medalla de bronce en Mayores en la prueba de 200 metros en Medellín, y un chico que para Alonso “puede disputarse la medalla de oro en los juegos Paranacionales Bolívar 2019 por la evolución de las marcas y su talento”.


Para David Acosta, Director Deportivo del Comité Paralímpico Colombiano, casos como el de Duvan “evidencian el crecimiento exponencial que hemos tenido, tanto en cantidad como en calidad de atletas”, pues el para-deporte que en el mundo salió a la luz en los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial, y en Colombia se viene desarrollando desde los 70, hoy es la razón para que Duvan se despierte día a día con ganas de ir más allá, ahora con los ojos puestos en Tokio 2020 y París 2024.


A Surely los médicos le decían que Duvan difícilmente podría caminar, y hoy es todo un correcaminos que a la vez es tranquilo, solo se le ha visto enfurecido cuando le robaron el celular mientras compraba el regalo del día de la madre, canta a grito herido las melodías del Cacique de la Junta, comparte, ríe, juega, y sobre todo, corre tan rápido que ha logrado medallas, aplausos y admiración, siguiendo un lema que su metodólogo Alonso Mina repite hasta el sol de hoy: “no es la discapacidad la barrera o el objetivo, sino que el objetivo es ser atleta y convertirse en campeón”.


Todo aquel que conoce a Duvan ha escuchado de su voz el principio fundamental que repite a cualquiera que le pregunte por su fórmula del éxito: “La vida no es fácil. Hay que hacer algo para salir adelante, ya sea trabajar, entrenar, estudiar, hacer algo por la familia para poder mantenerse y así cumplir las metas y sueños. Para ser el mejor del mundo hay que trabajar”.


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