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  • Foto del escritorDiana Velasco

Acoso Laboral en Cali: Cuando el enemigo tiene saco y corbata

En lo que va corrido del año, la oficina de la Dirección Territorial del Valle del Cauca del Ministerio del Trabajo ha recibido 61 denuncias por dos palabras que hacen que esta tierra mágica valluna salga de su hechizo: Acoso Laboral.


Su vida era un martirio. Tan solo dos meses atrás, en aquel febrero de 2016, Lina* estaba feliz de conseguir un nuevo empleo, ella empezó a trabajar con la ilusión de tener un buen puesto, un buen salario, y claro, un buen trato. Al principio le prometieron que se sentiría en familia, que el equipo de trabajo era de los mejores... le hicieron creer que había conseguido el trabajo ideal. Pero no fue así, el empleo que creía ser un sueño se había convertido en su peor pesadilla, y trabajar en La Sucursal del Cielo era para ella todo un infierno.


Lina estaba estresada, no era capaz de aguantar un segundo más en su lugar de trabajo, cada vez que se quejaba por cada grito y por cada llamada dominical que le anunciaba que su trabajo se había triplicado, su jefe pronunciaba las mismas palabras que no se borran de su mente: "es que yo te estoy pagando y sencillamente tú te riges a lo que yo te diga que tienes que hacer para poder pagarte".


Frases como esa que llega a Lina cada vez que recuerda ese duro momento, son las que escucha todo aquel que está siendo víctima de eso que los estadounidenses llaman 'mobbing', pero que en Cali es traducido a la perfección por dos palabras: Acoso Laboral.

Esas dos palabras aparecen como la razón de ser de la ley 1010 de 2006 en su artículo 7, cuando se juntan para ser definidas jurídicamente como "toda conducta persistente y demostrable, ejercida sobre un empleado, trabajador por parte de un empleador, un jefe o superior jerárquico inmediato o mediato, un compañero de trabajo o un subalterno, encaminada a infundir miedo, intimidación, terror y angustia, a causar perjuicio laboral, generar desmotivación en el trabajo, o inducir la renuncia del mismo".


No había otra forma de describir lo que estaba viviendo Lina, según esas palabras impresas que tienen el privilegio de estar bajo el nombre de 'ley', ella estaba siendo víctima de acoso laboral por parte de un hombre que se aprovechaba de tener la chapa de 'jefe' para decirle a toda hora que él era quien le estaba dando de comer y la obligaba a hacer en un solo día aquellas tareas que requerían semanas para ser realizadas.


Casos como el de Lina llegan a diario al edificio del Ministerio del Trabajo en Cali, donde Giovanny Saavedra, la directora territorial del Valle del Cauca de MinTrabajo, se acomoda las gafas que reposan sobre una nariz de tez negra y cuenta que “en lo que va corrido del año, nos han presentado 61 querellas por acoso laboral, de las cuales 37 han sido presentadas por hombres y 24 han sido presentadas por mujeres”. Esas denuncias o “querellas” llegan a la oficina del Ministerio para llenar folios y carpetas que reposan en estantes metálicos esperando que un juicio defina su situación, y los nombres que aparecen en dichas denuncias son, por un lado, de quienes esperan que se haga justicia, y por el otro, de quienes solo quieren que esos documentos recojan el polvo de muchos años y sean olvidados para siempre.


Esos estantes no solo se han visto ocupados este año, pues Saavedra dice que en el 2015 la oficina caleña del Ministerio recibió 173 denuncias para que el acoso laboral se fuera de una vez por todas de la vida de los denunciantes, de los cuales 94 eran hombres y 76 eran mujeres.


Pero ninguna de esas denuncias tuvo la fama de aquella que puso el nombre de Gloria Teresa García Varela en el titular de varios medios de comunicación nacionales que en el mes de enero de este año contaron cómo esta mujer perdió su trabajo por causa del acoso laboral… pero ella no era la acosada sino la acosadora, pues fue destituida de su cargo como Juez Veinticinco Civil Municipal de Cali, un título al que le dijo adiós luego de que el valiente Carlos Alberto Salcedo Velásquez le gritara al mundo que era víctima de acoso laboral por medio de la persecución, una de las modalidades en las que se puede presentar el acoso laboral y consiste en inducir al empleado a que renuncie mediante la descalificación de su labor, la imposición excesiva de trabajo, los cambios constantes de horario o la supervisión extrema de todos los movimientos del trabajador.


El miedo no estaba en la mente de Salcedo, por eso se decidió y denunció a aquella mujer que cuestionaba constantemente su trabajo como oficial mayor o ‘sustanciador’ dentro del juzgado, lo obligaba a empezar sus labores antes de las ocho de la mañana y le prohibía usar el baño de la secretaría del juzgado.


‘Persecución’, la misma palabra que era clave en el caso de Salcedo y volvió a tener revuelo el 31 de enero de 2016 cuando el diario El País la hizo famosa al publicar 3 casos de acoso laboral de este tipo, y las protagonistas son tres mujeres nacidas en la ciudad del champús y el pandebono, damas que aunque accedieron a dejar la vergüenza a un lado y relatar esa parte de su vida que pocos conocían, al igual que nuestra Lina prefirieron que sus nombres reales no fueran publicados para no ser víctimas de represalias. Una de estas historias es la de la señora 'E', una mujer de 37 años que fue acosada mientras se desempeñaba como coordinadora académica de una institución educativa y dejó que el periódico citara sus palabras: “Mi jefe tenía cámaras en todas partes y si alguien arrimaba al puesto podía llamar y preguntarme, ¿quién es ese idiota? En medio de un regaño, podía gritar: si usted tiene un título profesional es porque tiene cerebro, ¡utilícelo!”.


Pero la persecución no es la única forma de hacerle la vida imposible a un trabajador y acosarlo, pues de nuevo la ley 1010 de 2006 entra a la discusión y expone claramente en su segundo artículo que existen otras 5 modalidades en las que el acoso laboral puede aparecer, estas son: Maltrato Laboral, cuando el empleado no tiene, como dice la canción, “la bonita libertad” física o sexual o recibe palabras soeces y gritos que bajan su autoestima y su dignidad; palabras que según Saavedra son las que más llenan denuncias, y gritos como los que aturdían a Lina. En la lista sigue la Discriminación Laboral, esa que se presenta cuando el empleado recibe un trato diferente por ser de otra religión, raza, modo de pensar u otra razón ilógica para no ser tratado como los demás.


Pero la modalidad que sigue en la lista es interesante, no solo por su frecuencia sino por entre quienes se presenta, pues el abogado especialista en Derecho Laboral Humberto Velasco Solano relata que “la frecuencia más alta de acoso laboral es entre los propios compañeros de trabajo o ‘pares’, y sobre todo en la modalidad de Entorpecimiento Laboral, por compañeros que se tienen envidia y entorpecen exposiciones de un compañero, tratan de meterle virus al computador del compañero para dañarle la exposición que tiene con el jefe, todo por temas de rivalidad”.


También está la Inequidad Laboral, que es cuando el empleado no es tenido en cuenta a la hora de un ascenso y este es otorgado a otra persona que no cumple con los requisitos para el puesto que la víctima del acoso sí cumple, y por último queda la Desprotección Laboral, que se presenta cuando no se le dan las garantías necesarias al empleado para que cumpla con su labor, tales como el pago de cesantías y vacaciones o cada vez que se pone en riesgo la integridad del trabajador al asignarle funciones sin cumplir con normas mínimas de seguridad.


Por raro que parezca, Lina no podía solucionar su problema imponiendo una demanda que hiciera alusión a la ley 1010 de 2006, su salida era renunciar, pues ella estaba contratada por 'prestación de servicios', y la ley no aplica en estos casos. Sin embargo, el caso de Lina es particular, pues el mayor problema que tuvo mientras era acosada fue el del mismo contrato, pues con una voz que da cuenta de una mujer segura de sí misma, cuenta que "menos mal no había firmado un contrato como tal porque había que hacerle muchas correcciones y había muchas inconsistencias", pues gracias a la experiencia de su madre como abogada, se dio cuenta de que en esos contratos se mezclaban de manera ilógica los postulados de un contrato indefinido con los de un contrato por prestación de servicios.


Diagnóstico médico: Acoso Laboral


El acoso laboral no es solo un problema de oficina, una situación legal, pues este asunto también tiene consecuencias en la salud de la víctima, la cual puede sufrir de ese estrés que no dejaba tranquila a Lina, debido a que de acuerdo a un informe presentado por la firma Trabajando.com y publicado por El Espectador, el estrés atormenta al empleado cada vez que su organismo se siente amenazado, y por eso el acoso laboral no es solo un tema relacionado con jueces, denuncias, multas e indemnizaciones, el acoso laboral pasa la línea y se involucra con lo más preciado del ser humano: la salud.


Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también toma partido en el asunto y lo define como aquel "comportamiento agresivo y amenazador de uno o más miembros de un grupo, el acosador, hacia un individuo, el objetivo o la víctima, en el ambiente de trabajo". Así, cuando una persona sufre de acoso laboral, experimenta los síntomas que enumera el psicólogo especialista en Psicología Organizacional Juan Gabriel Junca: “la persona no se percata de que le están haciendo una especie de ‘bullying’, entonces empieza a llenarse de ansiedad, inseguridad y de pronto puede caer en una depresión, y eso se relaciona con el estrés, porque a veces la persona no duerme, tiene problemas de apetito, falta de concentración y se siente torpe”.


Y como todo problema de salud, debe haber una bacteria o un virus que enferme a la persona, y en el acoso laboral, este virus es el acosador, quien, de acuerdo a Junca, “es una persona que quiere sentir poder viendo disminuido al otro, goza con ver en dificultades a otras personas, le falta objetividad, es egoísta, cree que su superioridad se basa en hacer sufrir al otro, y luego de cometer el acoso laboral con un empleado, puede repetirlo con otro”.


"Parece pero no es, eso pasa con frecuencia"


Lina debía estar segura de si lo que estaba viviendo sí era acoso laboral y no otra cosa, porque como dice Junca: “hay personas que se victimizan y dicen que las están molestando mucho y no las dejan trabajar, pero puede ser que no sea real y las personas no quieran realmente hacer bien su trabajo”. Así, ella tenía que pensarlo bien y evaluar la situación, estaba dudando.


Para ayudarle a Lina y a todo aquel que no duerme pensando si está siendo acosado o no, la OMS vuelve a aparecer en el panorama para que la incertidumbre se vaya de una vez por todas y da 5 factores, 5 características que son la tinta con la que el acoso laboral pone su firma: no es un suceso puntual y se prolonga al menos por seis meses, es frecuente y se da mínimo una vez a la semana, existe una víctima concreta y por tanto no corresponde a una situación de mal ambiente laboral generalizado, no es una consecuencia de una conducta de la víctima y esta no sufre de trastornos de personalidad con antecedentes conflictivos.


Pero como las firmas se pueden falsificar, el artículo 8 de la ley 1010 de 2006 dice que el acoso laboral tiene una prueba de agua difícil de imitar, y por eso señala que si la situación tiene las siguientes características, esa prueba de agua no está presente en el caso, y en vez de ser un verdadero billete de acoso laboral, no es más que un simple billete de lotería. Hay que fijarse bien en que el caso tenga la prueba de agua, porque como lo dice Velasco, “hay muchos trabajadores que leen la norma pero no se dan cuenta de cuáles son los requisitos para que realmente se diga que están ante una conducta de acoso y presentan quejas cuando no existe acoso por ningún lado”.


Los billetes falsos de acoso laboral son: exigencias u órdenes necesarias para mantener la disciplina o ejercer la potestad correspondiente al jefe, exigencias razonables conforme a la fidelidad laboral, memorandos comunes y corrientes con exigencias técnicas o solicitudes para mejorar la eficiencia laboral, solicitudes de realizar horas extra siempre y cuando sea estrictamente necesario para que la empresa salga de una situación difícil, actos administrativos que tengan como objetivo terminar el contrato con base en una causa justa y notificaciones para que se cumplan los deberes de la persona y el ciudadano como respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios, obrar conforme a la solidaridad social, entre otros.


Por esos billetes falsos es que Saavedra cuenta que “en algunos casos, los trabajadores no tienen clara la figura del acoso laboral, y por eso cuando hay diferencias entre trabajador y empleador o entre compañeros, o cuando se hacen requerimientos al trabajador que vayan dirigidos al cumplimiento de sus obligaciones, muchas veces el trabajador se siente acosado”. Y ahí es cuando las denuncias son archivadas.

Aun así, Lina no estaba equivocada, su billete no era falso, por eso se decidió y acabó con el problema, lo arrancó de raíz.


"Este es el punto final..."


El billete verdadero era la primera pista para resolver el misterio de Lina, y con su lupa siguió buscando hasta que apareció un mal recuerdo: “Tuvimos una discusión en la oficina y él le empezó a gritar a todos los empleados, y nos hizo como una especie de amenaza en la que decía que si él tuviera ácido en la oficina nos lo regaría a todos”. Y para que la duda se fuera para siempre, encontró la prueba que le ayudaba a cerrar el caso, y la clave fue su familia, pues dice que esta la ayudó a darse cuenta de que "no tenía espacios, no tenía nada, tenía que trabajar sábados y domingos, no me pagaban las horas extra", y no podía seguir enferma por causa de ese virus que la estaba acosando, así que renunció.


Pero no todos los casos de acoso laboral tienen como única salida la renuncia, pues cuando la víctima que sufre de acoso no está contratada por prestación de servicios como sí lo estaba Lina, lo que debe hacer es emprender un corto viaje a la oficina del Ministerio del Trabajo en Cali y preguntar por un Inspector del Trabajo o en su defecto seguirle la pista a los Inspectores Municipales de Policía, al Personero Municipal o a la Defensoría del Pueblo en Cali para que salga del abismo del acoso laboral. En caso de que su destino sea la oficina de MinTrabajo, debe tener en cuenta las siguientes palabras de Saavedra: “Nosotros no calificamos la conducta del acoso laboral, el que la califica es el juez, él es quien decide si hubo o no acoso laboral”, para que tenga claro que el camino no termina allí sino hasta que el juez no alce su mazo para dar un veredicto.


A partir de ese momento, el viajero debe llevar en su maleta la denuncia escrita y las pruebas de la misma, y en el camino el empleador será contactado para que empiece un proceso interno en la empresa para llegar a una solución y si se quiere, el viajero puede presentar la solicitud de un cambio de dependencia en la empresa.


Así, el viajero sabrá que va avanzando cuando vea en el camino sanciones al acosador como una falta gravísima en el Código Disciplinario Único cuando se trate de un funcionario público, indemnizaciones dentro del artículo 64 del Código Sustantivo del Trabajo, una multa que puede ir desde los 2 hasta los 10 salarios mínimos legales vigentes para el acosador y el empleador que lo tolere; y sabrá que está llegando al final del camino cuando el acosador o empleador que toleró el hecho sea obligado a pagar a las Empresas Prestadoras de Salud y a las Aseguradoras de Riesgos Profesionales el 50% del costo del tratamiento necesario para que el viajero víctima de acoso se recupere física y/o psicológicamente. Pero para andar por este camino primero se debe hacer una escala en otro lugar.


Ese lugar es el Comité de Convivencia Laboral que cualquier entidad pública o empresa privada debe tener de acuerdo a la resolución 652 de 2012, y cuando el viajero llegue allí, este comité deberá recibir y dar trámite a la queja, investigar el caso de manera confidencial, escuchar a cada una de las partes y crear un espacio de diálogo para que estas lleguen a un acuerdo garantizando la confidencialidad del caso, y si no se puede llegar a una solución, el viajero deberá cambiar de ruta y dirigir sus pasos hacia la Procuraduría. Entonces, si en vez de la Procuraduría el viajero quiere ir a la oficina de MinTrabajo, no puede saltarse este camino, pues en MinTrabajo lo primero que hacen es buscar entre la maleta del viajero el tiquete que demuestre su visita al Comité.


Pero existe otro camino que fue creado en el 2013 por el entonces Ministro del Trabajo Rafael Pardo y el presidente Juan Manuel Santos, y quien escoja esta ruta llegará al Centro de Orientación y Atención Laboral (COLabora), un programa que busca que los trabajadores puedan ser asesorados cuando sientan que sus derechos están siendo ultrajados y claro, puedan emprender un viaje hasta allá cuando sientan que son víctimas de acoso laboral.

De todas maneras, aunque existen los caminos, hay dificultades que los convierten en trochas con charcos y lodo.


Velasco dice que uno de esos charcos es que “a pesar de que la ley es del 2006, tiene actualmente sus falencias para ser aplicada en la práctica, una de esas falencias es el poco conocimiento o la poca difusión que hay de la información en las empresas y por parte del Gobierno, y la otra es la imposibilidad que tiene el trabajador de llegar a probar esas conductas de acoso laboral”. Saavedra identifica claramente el segundo charco: “las empresas muchas veces constituyen el Comité de Convivencia Laboral pero no está en funcionamiento”, y el tercero lo cuenta Junca: “es difícil que las empresas respondan por ese 50% para el tratamiento de la víctima de acoso laboral porque es difícil detectar esa responsabilidad de la empresa de los problemas físicos y psicológicos de la víctima, la dificultad está en demostrar con pruebas contundentes el acoso, y es aún más difícil que las empresas acepten esa responsabilidad”.


"Es mejor prevenir que..."


Si Lina hubiera sabido a qué tipo de lugar iba a entrar a trabajar y cómo sería su jefe, si alguien se lo hubiera dicho, si hubiera tenido una visión o si en sus sueños en vez de Morfeo la hubiera acompañado Hermes para darle un mensaje especial, seguramente no se habría metido en la boca del lobo feroz. Pero no fue así, y como caperucita, se perdió en el camino y en vez de encontrar al leñador, apareció su nuevo jefe.


Y así como Lina no pudo saber si en la empresa a la que entraría a trabajar sufriría acoso laboral o no, quienes buscan trabajo a través de las Agencias de Empleo tampoco pueden saberlo, pues estas solo se cercioran de que las empresas sean reales y que no se trate de negocios ilegales como las recordadas 'pirámides'.


"Desde la perspectiva de las empresas nosotros recibimos requerimientos específicos de personal y es la gente la que, al hacer la búsqueda en el sistema, toma la decisión de presentarse o no a una empresa, de hecho nosotros no guardamos datos de las empresas más allá de sus datos de contacto, del responsable de la solicitud, del trámite dado a la solicitud, y eventualmente podríamos guardar información de una persona que al haber ido a esa empresa haya sentido acoso laboral y lo haya denunciado", dice José Alfonso Santacruz, un hombre de piel mestiza que se desempeña como profesional del Observatorio Laboral de la oficina de la Agencia Pública de Empleo del SENA en Cali.


Como lo dice Santacruz, la agencia solo tiene los datos 'formales' de la empresa, mas no investiga si esta ha tenido denuncias por acoso laboral a no ser que una de las personas que haga uso de los servicios de la agencia presente una queja, pero normalmente no indagan sobre los antecedentes de las empresas con relación al acoso laboral. Con tranquilidad, Santacruz cuenta que en los últimos años no han recibido ninguna queja por acoso laboral entre las 10.000 o 12.000 vacantes que reciben al año, y que si sucediera, lo primero que harían sería remitir a la víctima a la oficina del Ministerio del Trabajo.


En vez de investigar los antecedentes de acoso laboral de las empresas, la agencia dicta talleres de orientación laboral sobre derechos y deberes de los empleadores y los empleados, y dichos talleres son tanto para los aspirantes como para las empresas que ofrecen sus vacantes a través de la agencia, y se hacen en colaboración con inspectores caleños de MinTrabajo. Entre los temas de estos talleres aparece el Acoso Laboral.


Así, de parte de esta agencia no es posible prevenir el tema de acoso laboral a menos que un nuevo empleado se queje, de la misma manera en la que no se cuenta con un seguimiento del empleado en sus primeros meses de trabajo, pues cuenta Santacruz que "una vez colocada una persona nosotros no intervenimos adicionalmente para hacerle seguimiento para ver cómo le va en el trabajo", y por ser una agencia pública, reciben a cualquier empresa y a cualquier aspirante.


El único control que tienen es "verificar antes de publicar la solicitud que los datos de las empresas sean ciertos, que no vayan a ser empleos fantasma, entonces verificamos el teléfono, la dirección, la persona encargada, le pedimos el NIT, quién es el responsable de Recursos Humanos, qué tipo de persona requiere, dónde la requiere, cuánto le va a pagar, cuáles son las funciones que va a desempeñar y en qué horario, para ver si en realidad existen". La única posibilidad de que esa verificación o 'filtro' sea más rigurosa es que la empresa no sea de la ciudad, ni siquiera del país, sino del extranjero, porque ahí sí se investiga bien para que no se den situaciones como la trata de personas.


De esta manera, para prevenir el acoso laboral, el aspirante debe convertirse en Sherlock Holmes e investigar por cuenta propia a la empresa a la que quiere presentar la hoja de vida, y la Internet puede ser una buena lupa, pues si Holmes está registrado en una agencia de empleo como la del SENA, solo tendrá la certeza de que la empresa está 'con todas las de la ley', mas no estará seguro de si recibirá o no acoso laboral.


Con todo, el acoso laboral no es un mito, este problema se da en nuestra ciudad a diario, es un monstruo que acecha a muchos trabajadores caleños y hace de sus vidas toda una pesadilla. Casos como el de Lina, la señora 'E' y Carlos Alberto Salcedo muestran que Cali no está exenta de este asunto, que ser La Sultana del Valle, La Capital de la Salsa, La Sucursal del Cielo, no significa que no existan problemas como este que le quitan la belleza a la ciudad y muestran la otra cara de Cali.


Por eso, el acoso laboral en la ciudad debe detectarse a tiempo y solucionar la situación, la tarea es de todos, tanto del acosador que debe tomar terapias psicológicas para que deje de ser un virus, como de la víctima que debe pensar en su salud, en su integridad; no tiene que someterse al acoso laboral porque necesita el dinero, debe denunciar y acabar con el problema. Además, el Comité de Convivencia Laboral debe funcionar en todas las empresas, y las Agencias de Empleo deberían investigar un poco más sobre las empresas que ofrecen sus vacantes, pues el hecho de que no existan denuncias no significa que no se den casos de acoso laboral. En fin, hay que hacer la tarea para que las palabras 'Acoso Laboral' no rompan el hechizo del Valle del Cauca y a su vez no sean otra etiqueta de Santiago de Cali, en donde muchas veces el enemigo tiene saco y corbata.

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